Si sigues leyendo, en este artículo descubrirás cuáles son los mejores sitios para ubicarlos y las mejores formas de colgarlos .
1. Saber a qué altura colocar el cuadro
Un error que se comete habitualmente es colgar los cuadros a una altura excesiva, lo que hace que no concuerden con el resto de decoración. Por eso hay que colocar el cuadro de forma que quede a la altura de la vista . Todo dependerá de las medidas del cuadro en concreto aunque normalmente se debería situar a unos 170-180 cm.
Te recomendamos que la distancias la midas des del suelo, y no des del techo, ya que este último puede no estar a la misma altura en todos los puntos de la habitación.
2. Tener en cuenta el tamaño del cuadro
Si el cuadro va a situarse encima de un mueble, hay que tener en cuenta que la anchura del cuadro no debería de ser superior al 80% de la del mueble.
Asimismo es muy importante que el cuadro y el mueble formen un conjunto visualmente unido. Esta regla es aplicable también a cualquier tipo de mueble.
En el caso que sea un cuadro para colocarlo encima del sofá, nos aseguraremos siempre de dejar una distancia razonable.
3. El espacio necesario para colocar un cuadro: ¿cuadro individual, díptico o tríptico?
En relación con el segundo punto, seguimos con una serie de indicaciones que hay que tener presentes:
Si tienes una pared grande, puedes considerar varias opciones:
Un solo cuadro de gran formato.
Colocar un díptico o tríptico. Para ello, te sugerimos que si el motivo del tríptico es continuo, habrá que respetar una separación de 2 ó 3 centímetros entre cada cuadro, para no romper la continuidad.
Poner varios cuadros independientes de tamaño más pequeño. En este caso tienes que saber que cuanto menor sea el tamaño de los cuadros, menor es la distancia que hay que dejar entre ellos.
4. Realizar composiciones
Para componer un conjunto de cuadro se comete el siguiente error: crear un composición y alineándola por el extremos superior o inferior.
En su lugar, obtendremos una composición más equilibrada si elegimos crear una línea central imaginaria, para que así los cuadros se alineen con respecto a ella.
5. Elección del color de los cuadros
Por último, presentamos un característica imprescindible de los cuadros como elemento decorativo: el color.
Tenemos que tener claro el color de la pared en la que se exhibirá el cuadro en cuestión. Así si tenemos una pared clara podemos apostar por cuadros con tonos fuertes que aporten contraste, como por ejemplo: rojos, azules, granate, verde, naranjas…
Si por el contrario, la pared es de un color oscuro , te recomendamos que te inclines por cuadros con colores claros y neutrales, y además que combinen bien con cualquier otro color.
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