Calando niveles...

Ya estamos de vuelta tras otra maravillosa y agotadora Feria de Abril. Esta vez el tiempo ha estado frío y algo revuelto, pero nosotras lo preferimos a esos otros años de calor aplastante con el que eras incapaz de bailar ni una sevillana... Todos comenzamos nuestra fiesta grande con altos niveles de energía, y viviendo las primeras jornadas ¡como auténticas pilas alcalinas! Podemos con el traje de flamenca del medio día hasta la madrugada y bailamos y cantamos como si no hubiera un mañana, todo esto, bien regado con rebujito y un picoteo casi constante que nos permita mantener el ritmo. Pero, ¡ay, pena mora!, los años no pasan en balde, y ya no nos recuperamos como antes de una buena juerga. Conforme avanzan los días, el simple hecho de salir de la cama se convierte en un esfuerzo sobrehumano. Llegamos hasta la cocina como zombies en busca de la ansiada cafetera y el ibuprofeno, y necesitamos mínimo una hora en absoluto silencio y quietud para recomponer alma y cuerpo, y que lo anterior haga efecto, claro. Hasta que volvemos a la carga, con el traje puesto, la flor y lo que haga falta, para vivir otra gloriosa jornada de feria. Pero llega un día en que no podemos más; como estas mesitas, de diferentes niveles, así va nuestra energía hasta agotarla. El sábado de madrugada damos la fiesta por concluida, es hora de descansar y reponernos para comenzar la semana como nuevas.



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Aquí os dejamos una foto de las dos en plena feria. Much@s de vosotr@s la habréis visto ya en facebook o Instagram, y si no... ¡Ahí nos tenéis!



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