A tan solo una hora de distancia de Lisboa encontramos esta vivienda donde el tiempo parece haberse detenido. Casa No Tempo, una masía situada en el Alentejo portugués, está pensada para disfrutar de estancias pausadas, desconectar del estrés diario disfrutando de sus verdes prados y minimalistas interiores. Su arquitectura y decoración, firmadas por Manuel Aires Mateus, se vuelcan en esta misión. De lo que fue un viejo caserón quedan ahora espacios diáfanos abiertos al exterior y, sobre todo, que conectan pasado y presente.La vivienda pertenece a la familia desde varias generaciones atrás y, a pesar de que se ha llevado a cabo una rehabilitación integral, la reforma se ha realizado sin olvidar sus raíces. Así, se encalan sus gruesos muros y techos de blanco y se apuesta por un suelo radiante de adoquines de barro cocido, un material tradicional de uso frecuente en la zona. Todo ello mezclado con un mobiliario de líneas depuradas, que ofrece el contrapunto actual.
La sobriedad decorativa se da tanto porque se evita todo lo superfluo, como por la elección de cromáticas, basada en el impoluto blanco que baña las paredes y los textiles, combinado con los tonos tierra y arena que tiñen los pavimentos, las alfombras y algunos de los muebles de madera. Otro involuntario protagonsita es el verde del bucólico paisaje exterior, que se cuela gracias a los amplios ventanales que no se visten ni con cortinas ni con estores, permitiendo así disfrutar de las vistas.
El arquitecto Aires Mateus crea ambientes amplios, luminosos y sumamente acogedores que reclaman la naturaleza, logrando que la casa reivindique su carácter rural, incluso salpicando algunos espacios con piezas de recuperación. Toda la vivienda destila una exquisita sencillez, porque los ambientes son de una elegancia que huye de ostentaciones y las piezas que los decoran son pocas pero selectas.
Asimismo, el artífice del proyecto de reforma cuida al máximo los exteriores creando, por ejemplo, una original piscinaconcebida como un basamento de hormigón con desnivel, que recoge el agua de forma irregular imitando una suerte de pequeña playa natural en medio del vasto campo salpicado de alcornoques. El jardín invita a los huéspedes a perderse por sus senderos, de los que afloran plantas, estanques, arroyos, riachuelos… El caserón cuenta con un total de una hectárea de terreno de extensas llanuras, donde pasear a pie, en bicicleta e incluso cual un intrépido amazonas, montado a caballo.
Así que ya lo sabes, si te seduce una estancia relajada en Portugal, Casa No Tempo es una excelente opción donde alojarte y disfrutar del "dolce fare niente". ¡Descúbrela en & Magazine Spring!
Texto: Núria Moreras @abril_cerral
Casa No Tempo: Conócela!
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