Dos grifos mejor que uno


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¿Quién no ha sufrido alguna vez el atasco a primera hora de la mañana por querer utilizar el baño al mismo tiempo que los hijos o la pareja? ¿Cómo maquillarse una a la vez que se afeita el otro?

Contar con dos baños no es la única solución. Una posibilidad muy práctica es reformar el baño o aseo común y añadirle una segunda pila o lavabo. Es una cuestión de espacio y oportunidad, pero se trata de un cambio fácil de llevar a cabo y que supone un salto cualitativo enorme para nuestro baño.

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Los lavabos tradicionales tienen un tamaño considerablemente grande, a veces incluso exagerado, por lo que la posibilidad de dividirlo en dos más pequeños es relativamente viable. Hay que tener siempre en cuenta que la canalización no puede duplicarse, así que es necesario tener cierta presión en el caudal para que puedan dividirse y utilizarse al mismo tiempo.

A partir de ahí, las posibilidades son enormes. Jugar con la simetría de las formas le da al baño un toque sensacional, apoyado por ejemplo con un gran espejo que cubra buena parte de la pared.

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Una crítica habitual a este modelo de baño es que si no tiene un buen tratamiento del mobiliario y sanitarios seleccionados puede caer en un aspecto un poco vulgar y frío, al recordar a los baños públicos en los que se comparte pila. Sin embargo, la intervención de un interiorista que combine con clase y gusto todos los componentes garantiza un resultado estético maravilloso, además de tener un espacio muy práctico y versátil.

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