El comando abuelas

Los jueves son los días que quiero dedicar a los temas de familia, mi familia, las recetas que probamos, los trucos que tenemos, los libros que nos gustan, ropa que me enamora, sitios donde nos sentimos a gusto, y también a mis reflexiones.

Y he decidido comenzar por una reflexión, o más bien una carta de agradecimiento a mi Comando Abuelas como ellas mismas se denominan en muchas ocasiones.

Querido Comando Abuelas,

Sí, vosotras sabéis perfectamente quienes sois: Carmen, Chicha, Lola, Mª José y Mª Tere (os pongo en orden alfabético porque nunca encontraría el posicionamiento adecuado para cada una), y por su puesto mi madre, Ana, mi suegra, Isabel y la Bisa Carmen que os precedió en estas lides y sigue ejerciendo desde debajo de la sombrilla mientras teje sin parar.

Sé que os sorprenderá recibir de repente unas líneas. Así sin venir a cuento; pero es que repasando el verano, y volviendo la vista atrás, al resto de veranos,  me he dado cuenta de lo importante que sois en la vida de mis hijos y por tanto en la mía propia.

No quiero cerrar la temporada, aunque oficialmente lo hizo ayer, sin daros las gracias, (y estoy segura de que se me sumarán mis amigas) gracias de todo corazón, por ese apoyo constante que nos habéis dado y nos dais cada verano a todas.

Porque una sabe que puede mandar a la piscina tranquilamente a los niños, porque siempre estará Mª Tere tomando el sol y bañándose antes que nadie, hasta que le empiecen a dar relevo el resto del comando.

Porque sé que se preocuparán de si mis hijos llevan o no puesta crema, o si tienen que cambiarse de bañador al salir del agua helada esa a la que no termino de acostumbrarme.

Porque desde su palco de honor en el centro de la piscina, vigilan a nietos, propios o ajenos, y nos echan una mano a este grupo de amigas tan prolífico, para que ningún enano se tire al agua sin manguitos, o para que los más mayores no se tiren demasiado cerca del bordillo, o para evitar que cualquiera sea atropellado por algún incauto que se aventure a pasar por la farola en la hora punta infantil.

Porque se preocupan de que los niños no vayan descalzos entre las mesas del kiosko a la hora el aperitivo, consuelan al que se ha hecho daño o regañan al que tienen que regañar porque para eso tienen la potestad de hacerlo.

Porque siempre tienen un consejo, un truco, una idea a tiempo. Porque nos dan cobertura para que podamos salir a cenar. Porque siempre estáis pendientes de si uno tiene fiebre, otro mal el estómago o si tenéis que echarnos una mano con el resto.

En definitiva, porque nos dais la oportunidad de descansar durante este veraneo tan peculiar que tenemos en nuestro micromundo  de La Granja. Y creo que nunca estaremos lo suficientemente agradecidas. GRACIAS.

Un beso para todas.

Si tu también tienes un “Comando Abuelas” cerca, o simplemente tienes una super abuela o super tía cerca, corre y dale las gracias por todos esos momentos en los que la tienes a tu lado incondicionalmente.

Otro beso fuerte!

Fuente: este post proviene de La Merienda a las 5, donde puedes consultar el contenido original.
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