La propietaria de este rancho ubicado en Arizona era consciente de que la vivienda necesitaba una reforma para poder entrar a vivir con su familia. Y lo que también tenía claro era que por más profunda que fuera la reparación, quería conservar de algún modo esa esencia de lo antiguo por lo que optó por dotar al hogar de un estilo vintage.
Un estilo que se respira, como podréis comprobar, en cada rincón de esta casa a través del mobiliario principalmente. Como ejemplo, en la fotografía siguiente que nos muestra el salón, es de destacar el mueble auxiliar recuperado y renovado con pintura tipo chalk paint en color gris oscuro, las maletas de cuero que sirven para guardar las mantas (fantástica idea), la mesa de café realizada a partir de una vieja puerta y el sofá turquesa de mediados del siglo veinte.
¿Con qué pieza os quedáis? Yo por mi parte me quedo con el mueble recuperado, por su línea, pero también por el color elegido para renovarlo que me encanta y como no, con las maletas
Pasando al comedor vemos que en él destaca la mesa, rescatada de una vieja granja y la diversidad de formas y colorido de los asientos, y digo asientos porque no todo son sillas puesto que al otro lado de la mesa vemos un banco de madera. Y también la gran puerta apoyada sobre la pared, recuperada de un viejo almacén y decorada con un banderín que le aporta un poco de alegría a la sobriedad de la madera.
La mesa es del tipo de las que a mí me gustan; de madera en su totalidad, ni demasiado robusta ni ligera en exceso y con las patas torneadas que le imprimen cierta “categoría”
Continuando por la cocina, en ella ya empezamos a ver elementos dorados que se hacen patentes en algunas de las estancias. En este caso son las lámparas. Pero la pieza que más llama la atención es la isla central. Se trata de un viejo escritorio de metal con sobre de madera que se ha conservado tal cual, con óxido incluido. Lo adquirió la propietaria en un mercado. La isla destaca sobre el resto de la cocina blanca, nueva e impoluta aportando al espacio la esencia vintage
Siguiendo con el dormitorio principal, en él destaca el cabecero de la década de los cincuenta, de latón dorado, encontrado en una tienda de antigüedades. Combina con la banqueta y con los cantos de las mesitas pertenecientes a la década de los sesenta. Los textiles en color lavanda e índico ponen el contrapunto formando un conjunto elegante.
En cuanto al dormitorio de los niños, tres varones, se observan tres camas de distinta forma y tamaño de cabecero, colocadas de mayor a menor. En este cuarto el toque dorado lo pone el baúl a juego con las sábanas. Son los colores que aportan calidez al conjunto
En cuanto a la zona de estudio también se concibe como un espacio único para los tres hermanos, al igual que el dormitorio. El toque vintage lo pone la mesa de estudio y el de originalidad la lámpara de techo. Los taburetes son como los que se empleaban en los estudios de arquitectura de la década de los sesenta cuando todavía se dibujaba con escuadra y cartabón
En el baño la protagonista es la bañera que destaca especialmente por el color negro de su exterior a juego con el pavimento cerámico y el gris del armario recuperado. En cuanto a la bañera que data de 1920, se tuvo que reparar por dentro y pintar por fuera.
Esta vez los detalles dorados se encuentran en la lámpara de estilo marroquí y los accesorios de la bañera que también fueron instalados a posteriori. Se añade una silla antigua en su estado original para cerrar el conjunto
Y con la entrada de hoy volvemos a retomar el tema de las viviendas que, con la llegada del otoño en el hemisferio norte, apetece volver a disfrutar de ellas.
Vía
¡¡¡Feliz Fin de Semana!!!
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