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Pero entonces recordamos un alzapaños de una antigua cortina que descansaba junto a ella en una caja en el trastero... Una vez rescatado de su destierro, lo fuimos colocando por la casa, aquí, allá... Y en ningún sitio nos decía nada. Cuando esto nos pasa, dejamos las cosas en barbecho; las ponemos en algún sitio bien visible durante días hasta que salte la chispa o la inspiración (hay veces que esto no ocurre, claro...)
Pero esta vez sí nos visitaron las musas... Llevamos mucho tiempo queriendo hacer o hacernos con un colgador de macramé para plantas. ¿Y si nuestro alzapaños sirviera para este fin?
¡Pues sí, sirve!
¡Ala, encantadas que estamos con nuestro borlón y la nueva utilidad que le hemos dado! ¿Qué os parece?