No quería dejar de pasarme por el blog en un día como hoy, en el que comienza un nuevo año, y en el que todos (resacas a parte) tenemos la sensación de estar ante una nueva hoja en blanco. Bueno, ante 365 hojas en blanco donde escribir la mejor de las historias posibles.
Aunque ya te hablaré de mis propósitos para este año con detenimiento esta semana, si que puedo adelantarte que después del #objetivoaño2017 el gusanillo de escribir se ha instalado de nuevo en mi, así que aquí estoy.
Acabo de comer en casa de mis padres, los niños, mi madre y el Santo juegan al Rummikub mientras yo, en un rincón del salón te dedico unas líneas.
El 2016 se marchó, pero me quedo por fin con sabor bueno de un año, porque en los últimos la vida no me lo ponía muy fácil, la verdad.
Como decía ayer a través de mi cuenta de Instagram, tengo la sensación que el pasado año es como una especie de impulso para lo que viene en el 2017. Esta vez no te voy a decir que tengo proyectos maravillosos esperando, puede que sea el año más incierto, pero no sé por qué tengo esa sensación de que algo bueno va a pasar.
Por mi parte haré todo lo posible para que ocurra (que no hay que dejarlo todo al destino). Creo que con esfuerzo, dedicación y siendo una misma será más fácil cumplir con mis sueños.
Ideas tengo muchas, y estos días pasados de vacaciones han ido cogiendo forma en mi cuaderno. Ahora toca comenzar a llevarlas a cabo.
Para este nuevo año te deseo todo lo mejor, mucha mucha salud y energía para que puedas hacer realidad tus sueños.
Un beso,