Si tuvieramos que contraponer dos formas de entender la decoración que están situadas en puntos radicalmente opuestos, sería un buen ejemplo hablar de las diferencias entre el minimalismo y el modernismo.
La línea frente a la curva
Los creadores minimalistas reducen al máximo los elementos propios del arte, los volúmenes y formas en escultura. Buscan la belleza en la mínima expresión. Sin embargo, el modernismo es un estilo más decorativo que estructural. Tiene como objetivo el crear artículos valiosamente artísticos volviendo a la artesanía y sin renunciar a la creatividad, de ahí su gran originalidad.Los maestros del modernismo analizan creativamente los nuevos materiales industriales, así como las posibilidades que les ofrece este sector en auge. La acentuación de las curvas, dando a luz formas fantasiosas, es uno de los rasgos definitorios de este estilo. La continua referencia a la naturaleza, en cuanto a lo que significa de viva, de dinámica y de cambiante, se suma al uso de materiales como el cristal, la madera o el hierro fundido.
Por su parte, el minimalismo utiliza la geometría elemental porque 'todo es parte de todo'. Esta corriente artística centra su atención sólo en el objeto. Sus principales características son: máxima inmediatez, superficies inmaculadas, colores puros, formas simples realizadas con precisión mecánica, y la utilización de materiales industriales de la manera más neutral posible para que no se alteren sus calidades visuales.
El favorito de la decoración
Podría decirse que el estilo modernista se acerca en ocasiones al neogótico. Es por ello que los ambientes en los que está presente, los influjos minimalistas o vanguardistas son imposibles ya que estas dos últimas predican espacios amplios con escasa decoración y con imágenes esquemáticas y elementales.La tendencia minimalista es válida para cualquier temporada. Líneas puras, rectas, ambientes cálidos y a la vez acogedores. Colores claros, paredes limpias y mobiliario esquemático. Si distribuyes en tu hogar lo fundamental sin caer en el exceso y sin la utilización de adornos estridentes, conseguirás un ambiente equilibrado y de gran personalidad.