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Poco se imaginaría mi madre que aquella enana que sentaba encima de una manta rodeada de revistas para que se entretuviera, y que podía pasar horas pasando páginas una y otra vez, embelesada por las imágenes - porque todavía no había aprendido a leer-, sería tal culo inquieto de mayor. Y es que aquella niña que ya apuntaba maneras -soy una lectora empedernida, leo hasta la publicidad que llega al buzón-, es hoy una cabeza loca llena de ideas, proyectos e ilusiones. Y cuando has de dividir tu tiempo entre lo que te da de comer y tus hobbys, acabas priorizando el trabajo, claro, y así es como, entre unas cosas y otras, y casi sin darme cuenta, han pasado tres meses largos sin publicar.
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Pero ahora que ya estoy de vuelta y ya encarandonos hacias las fiestas navideñas, me puse a buscar una casa para compartir con vosotros en la que se viviera la navidad, y aunque la que hoy os traigo difiere un poquito de la típica imagen de casas adornadas con multitud de colores y detalles, me ha hechizado por su elegancia y la sutil decoración navideña de origen natural.
Ramas, piñas y plantas ornamentales completan la simple decoración navideña, junto a un exiguo árbol de navidad que luce con unas cuantas bolas y unos regalos de navidad en su base. Es de esas casas que no necesitan mucho más. Un minimalismo latente en sus estancias, una elegante visión del estilo nórdico, y una armonía total que me ha fascinado por completo.
Espero que la disfruteis,
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Vía: Planete Deco
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