En Marrakech sucedió lo que en tantas ciudades del mundo, donde, los centros históricos habitados en la antigüedad por familias de clase alta, van siendo despoblados poco a poco por la migración a barrios de nuevas construcciones modernas. Como resultado de esto, las casas típicas de la zona se van deteriorando con el paso del tiempo hasta convertirse en fantasmas de lo que un día fueron.
Y, como también viene siendo habitual, son los extranjeros, enamorados de la historia, la cultura y los encantos de estas ciudades los que se encargan de restaurar las casas respetando su arquitectura y devolviéndolas de nuevo a la vida.
Esto le sucedió a la británica Philomena Merckoll que en el año 2005 viajó como turista a Marruecos acompañada de su madre. Desde la primera vista que tuvo de Marrakech por la ventana del avión en el que viajaban se dio cuenta de que se iba a enamorar de Marruecos, de su gente, de su cultura, de su belleza…Lo que la llevó a buscar casa allí.
Riad Mena en las afueras de la Medina es el resultado de varios años de cuidadosa restauración.
Como muchas de las casas de la zona, está cerrada a la calle y se abre en un jardín o patio interior. Los Riads están formados por habitaciones organizadas simetricamente alrededor de estos jardines, así se garantiza un respeto absoluto tan importante para su cultura.
Celosías, ventanas y contraventanas están pintadas en el típico gris verdoso que utilizaban antiguamente.
Conservados, también, los diferentes tipos de arcos, la disposición de las vigas y los techos trabajados en madera.
Podemos observar el contraste con otros elementos modernos de la decoración consiguiendo así aportar frescura a este oasis en Marrakech.
FUENTE: ELLE DECOR