Y es que tener plantas o flores en casa tiene al parecer muchos beneficios, al fin y al cabo es un ser vivo más al que hay que prestarle cuidado y atención, quizá en esto radica mi error, que cuidar de un ser vivo más supone un esfuerzo añadido al del cuidado del resto de seres vivos de la casa…. pero lo que es innegable es que cuando estamos en un espacio verde, en el campo o en un jardín se produce una asociación directa con la paz y la tranquilidad, quizás por eso tener un rincón verde en casa es como tener un pequeño oasis.
Una de las finalidades que persigo en mi defensa del orden cómo forma de vivir es la de convertirlo en algo fácil y fluido para conseguir reducir los niveles de estrés que ya de por si tenemos en nuestra vida diaria. Mantener el orden sin demasiado esfuerzo es una de mis metas, para ganar espacio y tiempo y poder así disfrutar más del placer de estar en nuestras casas. Por eso tener plantas y flores en casa aunque haya que ocuparse de ellas es también un elemento añadido a esta búsqueda del disfrute y la armonía.
A pesar de mi poca mano con la plantas es verdad que a través del Feng Shui he conseguido mantener una planta durante más de un año en casa, incluso esta primavera le han vuelto a salir algunas flores (al principio tenía muchas). La coloqué en mitad de la escalera, que es un espacio crítico, cerca de un ventanal por el que entra bastante luz, y al riego de vez en cuando con agua que me sobra de hacer alguna comida, o del hervidor cuando tiene mucha cal (pero sin que esté caliente!), es decir que no soy nada constante ni cuidadosa, pero sin embargo se ha mantenido verde.
Así que muy animada por este pequeño logro me he decidido a plantar alguna cosa máS. Como ya os conté la semana pasada tenía intención de tener algunas plantas aromáticas. Me pareció una buena opción, porque son fáciles de cuidar, y además puedo sacarles partido culinario, uniendo involuntariamente mis dos grandes retos hogareños: aprender a cocinar y tener plantas en casa….. ya os contaré si pasan ele verano!