El amor y el lado práctico de la vida.

¿Qué nos decís de esas escenas románticas de películas en las que, de repente, la habitación aparece inundada de velas encendidas? ¡Cosas del cine, mire usted! No nos creemos que, ante la perspectiva de una noche loca, una se ponga tres cuartos de hora antes a encender velas... Por no hablar del riesgo de incendio, que esa es otra. La pareja calculando muy bien por donde se mueve, no le vaya a dar una patada a una, ¡y se líe la de San Quintín en un segundo! Como mucho, y si te gusta el tema, prendes un par de ellas discretitas, y siempre a buen recaudo de no ser tiradas. Por eso, lo mejor es tener a mano una palmatoria, asa incluida, para en un momento dado trasladar con facilidad esa tenue y favorecedora luz que hará compatible tus noches de amor, con el lado práctico de la vida.



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¡Y toda esta perorata para nosotras no tener ni una! Ay, ay, ay... ¿No nos estaremos volviendo demasiado prácticas?