Los colores en acuarela habían pasado al olvido, nadie se acordaba de ellos desde hace décadas, y ahora, tras una progresión lógica de las tendencias, vuelven con fuerza a todos los ámbitos de la decoración. ¡Me encantan! La aparición de la acuarela como elemento decorativo casi responde a una evolución natural, después de la tendencia de los colores pastel, llegó el degradado y ahora la acuarela.
Muchas veces se la ha considerado como materia menor en arte, frente a la pintura al óleo. Pero la pintura en acuarela no ha desaparecido nunca de las manos de los decoradores, porque es una de nuestras herramientas para colorear aportando luz, textura y versatilidad. Ahora sale de las carpetas y se cuelga en las paredes.
La particular textura de la pintura de acuarela la hace especialmente luminosa. Compuesta por pigmentos y agua, crea una “mancha” en color degradado que resulta especialmente versátil. Su acabado es suave, delicado, muy combinable, acepta muy bien la mezcla y siempre aporta una sensación de frescura por su aspecto mojado.
Desde papeles pintados, hasta murales improvisados, sus colores delicados son perfectos para crear ambientes sugerentes y creativos. Marcas como Eskayel, Anewall o Sandberg diseñan patrones en acuarela para papeles pintados en distintos materiales, como texturados o vinilos. ¡Es increíble el ambiente que aportan estos diseños! ¿No os parece?
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