Ahorro energético. Las persianas funcionan como aislante térmico para tu vivienda. Si hace frío fuera y las bajas, conservas el calor del interior. Lo mismo ocurre, aunque, al revés, en verano.
Ahorro económico. Si utilizas correctamente tus persianas, reducirás el uso de calefactores, aires acondicionados y, también, de luz artificial.
Aislamiento acústico. Tradicionalmente, el cajón de las persianas era un coladero de ruidos. Sin embargo, desde hace unos años, es posible aislar acústicamente los cajones.
Aumento de la intimidad. No hay nada mejor para arruinar los planes de un vecino cotilla como bajar la persiana de tu vivienda.
Incremento de la seguridad. El uso de materiales altamente resistentes las hace inmunes a todo tipo de golpes e impide que los ladrones puedan acceder a tu vivienda por las ventanas.
Persianas recomendadas
A pesar de que las persianas más populares son las de lamas de PVC, sobre todo, por su reducido coste, si eres de los que priorizan calidad frente a precio, te recomendamos estos tipos de persianas:
Las de lamas de aluminio extrusionado. Se trata del material más resistente del mercado. Entre sus principales prestaciones, se encuentra el sistema autoblocante, que imposibilita que la persiana sea forzada a la hora de levantarla.
Las de lamas de aluminio laminado. Son similares a las de PVC, pero mucho más resistentes. Además, con el poliuretano extendido resultan perfectas para un satisfactorio aislante térmico. Tampoco se decoloran por el sol.
Como puedes ver, las persianas para ventanas son piezas clave de tu vivienda. Sobre todo, si estás interesado en convertir tu hogar en una zona segura y energéticamente sostenible.
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