La característica principal de esta vivienda es una secuencia de cubiertas inclinadas de hormigón interconectadas entre sí. Sus cinco tejados a dos aguas con distintas proporciones crean un interesante juego de espacios de diferentes tamaños y alturas en su interior. El segundo tejado comprende una cubierta de cristal, que alberga una de las terrazas y que divide la vivienda en dos volúmenes separados (uno principal y otro de invitados). Este espacio, además, funciona como la entrada de la casa y ofrece una abertura visual desde el bosque hacia el mar.
Su distribución interior se divide en dos bandas claramente definidas. Una primera banda situada hacia el norte, donde encontramos la zona de entrada, el baño, la cocina y los dormitorios. Y una segunda banda situada hacia el sur, con un espacio continuo que alberga la sala de estar y el comerdor, con un gran ventanal y grandes vistas a las islas vecinas, el mar Báltico y el horizonte. Grandes puertas de madera correderas se abren para conectar todos los espacios.
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¿Os gustaría tener una vivienda de verano como esta?