Con todas estas dudas planeando (y el corazón más encogido que nunca) se me ocurrió que los nueve meses había que celebrarlos de una forma especial. Una mañana entera dedicada sólo a nosotras y a reforzar el vínculo maravilloso que empezó hace año y medio.
Desde que nació no hemos dejado un mes por festejar. Planes, fotos en familia y vídeos caseros soplando velas. Pensamos que era un regalo bonito del que podrá disfrutar en unos años y así lo hemos estado haciendo. Sin embargo, esta vez quería algo distinto y compré muchos globos de mi color favorito en esta tienda.
Y acabó siendo una mañana llena de diversión, abrazos, besos y muchísimo AMOR ¡Nos lo pasamos pipa!
Gracias, hija, por enseñarme en estos meses que las cosas materiales sólo son cosas y que el verdadero tesoro, para ti y para mí, es el tiempo que paso contigo. Que no he querido ni quiero dejarte llorar ‘para que te acostumbres’ a nada. Que mis brazos son tu mayor refugio y que llegará un día en el que echaré de menos que me necesites tanto. Que no hay un centímetro de mi cuerpo que no te ame con locura. Que lo mejor para ti lo decides tú y que tu sonrisa es mi mayor medicina.
Fue precioso llevarte dentro e increíblemente maravilloso disfrutar de ti aquí fuera.
¡Felicidades princesa!
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