Cuando nos encontramos un mueble con un deterioro parcial, como la chapa de los cajones de esta cómoda, no es necesario cambiarla toda, basta con sustituir la parte dañada.
Es importante estudiar el color de la chapa, el sentido de la veta y el grosor que tiene, para que al repararla quede integrada. El color original lo comprobamos al dar la vuelta a la chapa, al retirar el trozo dañado.
El órden del proceso de intervención sería:
- Consolidar lo que se pueda conservar
- Reintegrar la chapa deteriorada
- Limpiar el conjunto (no lijar)
- Entonar para igualar al original
- Dar acabado para unificar el conjunto
Si la chapa está solo levantada (como una ampolla), lo que haremos es calentar la zona con una plancha.
Protegiendo la superficie con un plástico resistente al calor con la finalidad de regenerar la cola que está bajo la chapa (cola de carpintero o cola fuerte) , y a continuación haremos un "bocadillo" con dos maderas que cubran la zona trabajada y apretamos con gatos para que al enfriar se quede la chapa lisa y sin burbujas.
Si es una pieza antigua seguramente la chapa será más gruesa que las que podemos encontrar ahora. Esto se puede solucionar uniendo varias chapas.
Haremos una plantilla con papel para que encaje perfectamente y coincida la veta.
Una vez que hemos conseguido que la chapa quede perfectamente pegada y sin bolsas de aire, nos queda reintegrar el color. Seguramente al planchar se ha deteriorado parte de la chapa "sana", pero con una media limpieza desaparecerán las marcas.
Al reintegrar el color debemos tener en cuenta que el tono final será el que tenga la chapa "en mojado". Por último daremos el acabado que originalmente tuviera el mueble, bien con cera o barniz a muñequilla.
Hay masillas y resinas que pueden rellenar huecos pero nosotras preferimos siempre reintegrar con el mismo material a cualquier otro producto ;)