Cómo pintar puertas
Antes de iniciar las tareas propias de pintura habrá que empezar por sacar la puerta de sus bisagras y colocarla sobre unos caballetes de manera que sea más fácil acceder a sus bordes y se pueda trabajar más cómodamente.
A continuación se pasa un trapo húmedo para retirar el polvo y seguidamente se usa una solución de agua jabonosa para eliminar los restos de suciedad y grasa. Durante este proceso iremos descubriendo pequeños desperfectos que habrá que reparar con masilla para madera una vez la puerta esté seca. Hecho esto, con ayuda de una lija de grano fino frotaremos toda la puerta hasta crear una superficie porosa que permita que la pintura se impregne mejor.
Hay quien se obceca en retirar toda la pintura anterior, pero esto no es del todo necesario. Simplemente rompiendo la película protectora creada por la pintura es suficiente. Aunque también es cierto que cuanta menos pintura dejemos, mejor será el resultado final.
En cualquier caso, terminado el lijado, habrá que volver a pasar un trapo humedecido en agua para retirar el polvo y dejaremos secar antes de seguir con nuestra labor.
Desatornillar bisagras y picaportes tampoco resulta imprescindible. A este respecto basta con tener cuidado con la lija y tapar posteriormente con cinta de carrocero antes de pintar para no dejar manchas. Cuando terminemos de proteger estas partes de la puerta estaremos listos para pasar a la segunda fase.
La mayoría de puertas de interior suelen ser de madera por lo que podremos elegir entre una amplia variedad de tipos de pintura. Algún acrílico semibrillante resultará más fácil de limpiar y aguantará mejor el paso del tiempo. Por otra parte, con el color no hay que tener miedo a probar diferentes tonos antes de elegir el correcto. Aplica un poco de pintura sobre la puerta, deja secar y observa cómo queda el resultado final. Repite las veces que haga falta hasta encontrar el tono perfecto. Eso sí, ten en cuenta que si vas a usar un color más claro que el original, tendrás que dar primero una mano de base selladora para conseguir un mejor acabado.
Sobre la labor de pintura en sí, cabe apuntar que no hay una técnica única. Hay quien gusta hacerlo de arriba hacia abajo y quien lo hace de fuera a adentro. Pero lo que sí es imprescindible es seguir la veta de la madera. Además, recuerda que los bordes de arriba y de abajo no hay porqué pintarlos, ya que no se verán.
Finalmente, lo más habitual es que sean necesarias al menos dos manos de pintura para completar el trabajo, por lo que resulta fundamental respetar los tiempos de secado entre manos que indique el fabricante.
Saber cómo pintar puertas no es, por tanto, una tarea de difícil realización, y a poco que se sigan estas indicaciones el éxito está prácticamente garantizado.
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