Pues bien, en el suelo, y junto a la puerta de la clínica veterinaria, encontramos un pequeño tesoro, un cestito macetero algo desvencijado que nos llamó la atención. Y para casa se vino tras la revisión de Borja.
En un comercio asiático de grandes dimensiones, encontramos esta pintura en spray de efecto tiza (aunque no al agua, lo que descubrimos a posteriori...) y quisimos estrenarla con nuestro hallazgo.
Dado que teníamos que limpiar los excesos con diluyente, optamos por usar una caja vieja para proceder a pintar.
Si observáis, le falta una de las barritas superiores, pero no afeaba el aspecto de nuestro cesto, y así lo dejamos.
Una alcayata en la pared y unas flores "siemprevivas" y ya decora la terraza de una de nosotras.
Con este mini-diy volvemos a retomar nuestros trabajitos caseros, que por falta de tiempo teníamos un poco olvidades. ¡Esperamos que os guste!