En nuestro primer "follow-month" recomendamos a @almax_forte sobre todo porque sus textos nos enamoran. Aprovecho para deciros, que en su página web vende un ebook solidario por 4€ en colaboración con la fundación ANAR. Os dejo el enlace para comprarlo por si os interesa. Yo todavía no lo he comprado, pero prometo hacerlo y contaros lo que me parece.
http://www.almaxforte.es/ebook-solidario/
Y este mes, recomendamos una cuenta, que tampoco le hace falta publicidad, y como decimos siempre, menos de nosotras, ¡que no somos nadie! Pero por si alguna vez alguien nos lee (que sabemos que alguien si, y aprovecho para daros las gracias), os dejamos por aquí nuestra visión de lo que nos gusta. Y es que a parte de la buena lectura, nos gusta la fotografía. Ella tiene una cuenta de instagram con luz, armoniosa, y llena de textos bonitos. ¿Qué mas se puede pedir? Algunas de vosotras pensareis que a ver por qué recomendamos a gente con muchos "K", que total, ellas ya tienen miles de seguidoras, pero nosotras creemos que las cosas bonitas, lo son mas si se comparten, y esta cuenta de instagram es la típica en la que puedes pasarte horas, sin llegar a cansarte. Ella es @piluro. Seguro que la mayoría, ya la conocéis, pero si no es así, os decimos que merece la pena, y mucho, pasaros por su galería y dejarse llevar a su mundo.
No sabemos si tiene página web propia, ni cual es su profesión. Investigando por la red, he podido descubrir que es periodista, pero lo dejó todo por la escritura. Lo que si se, es cual fue el texto que me enamoró. Decía así:
De pequeña quería ser carnicera. Pegaba la cara a las vitrinas y escudriñaba los embutidos y la sangre cuajada y respiraba muy hondo, como quien se acerca a una flor. De pequeña me encantaba el olor de la carne. Parecía una niña muy normal, pero mi madre se asustaba cuando le pedía al dueño del negocio que me dejara entrar en la cámara frigorífica. A los cinco años sólo soñaba con ponerme un delantal impermeable y hacer paquetitos de mortadela siciliana. Luego todo se echó a perder, porque quise ser pintora, como el resto de los mortales. Jardinera. Escritora. Marinera. Fui la niñera de cuatro bloques de edificios y camarera y dependienta de una tienda de ropa muy cara y me puse cofias blancas para servir en bodas y repartí vasitos de sopa en los supermercados de Ventas. Antes de ser periodista fui todo eso, y empecé empresariales, que es una carrera muy entretenida con un final muy triste. He querido ser carnicera, es cierto, y regentar un hostal. Y ascensorista, como Shirley MacLaine. He querido ser filóloga, y me habría ido muy bien de no ser por mi padre, que un día me dijo: tú no te cambias más de carrera. Papá, te amo. Quizás he querido ser maestra por encima de todo. Y portuguesa. Maestra portuguesa, qué demonios, y así mato dos pájaros de un tiro. Y acordeonista, pero toco francamente mal. Me gustaría empezar bellas artes. Quiero aprender fotografía. Y ser octogenaria y vivir en un asilo con aire acondicionado y beber whisky con hielo y pintarme los ojos de azul turquesa y salirme con el carmín por fuera de los labios y teñirme el pelo de morado. Y que todo me dé absolutamente igual, junto a lo que quede de mis amigas. Quiero tener la certeza de que disfruté del camino. A veces me canso de todas las profesiones que he tenido. Y de las que me quedan. No estoy loca: estoy hambrienta. De carne, de otras vidas. Yo soy lo que sueño. Lo que sueño es demasiado grande. Por eso me canso. Y por eso sonrio tanto.
Y me enamoró, sobre todo, porque me sentí identificada. Si, de pequeña, yo también quería ser carnicera. Y a día de hoy, me sigue gustando ir a la carnicería.
Así que si queréis saber un poco mas de ella, ya sabéis, pasen y vean.