Fotos: Arq. Daniela Mac Adden
Producción: Virginia Braun
Si todas las casas encierran historias, ésta guarda, por lo menos, dos. Una es la técnica, la arquitectónica. La otra es la sentimental y familiar. En las mejores novelas los relatos particulares abandonan su hilo para intersectarse y enriquecerse. De la misma manera, planta, obra, dueños, arquitectos, objetos heredados, elementos nuevos, sensaciones, luz, recuerdos, materiales, todo se enmaraña bellamente en el relato de una morada.
En esta casa, el cuento de la arquitectura consigna algunos datos básicos: el departamento pertenece a un clásico edificio de la década de 1920, en la esquina que se forma entre una avenida y una calle del Barrio Norte (“arriba de las mejores medialunas de Buenos Aires”, precisa el arquitecto en una nota de color). Estructura sólida, detalles de factura virtuosa de una época adepta a lo bueno, planta compartimentada compuesta por living, comedor, tres dormitorios y área de servicio. Cuando su flamante propietaria se lo mostró a Carlos Galli, tenía muy claro lo que quería: una vivienda abierta y flexible, sin ambientes formales sino con variados espacios donde pasar el tiempo y una ambientación que invitara a habitar cada rincón de manera descontracturada.
Continua en la edición 132 de Revista D&D (revistadyd.com)
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