Es capaz de cambiar cualquier rincón, darle personalidad, transformar en mesita de noche cualquier cosa con tán solo poner uno encima. Se llevan industriales, retro, desgastados, como si pasaran por alli de casualidad, de paso incluso; colgados con cables vistos, reinventados, periscópicos, cortos o extra-largos, flexibles, con alma de acordeon, o de lámpara de techo, pero preferiblemente pequeños, que iluminen lo justo y necesario, que resalten lo que de verdad importa. Lo dicho, son el comodín, para decir transmitir calidez y personalidad sin hacer aspavientos, tiene hueco en todos los estilos, en todos los lugares, camaleónico para ser funcional, para ser decorativo, para pasar a ser cualquier cosa como una lámpara de pie...
Pon un flexo en tu vida
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