Lo bonito de este proyecto es que el diseño es del propio dueño, se ayudó de un arquitecto local para transformar su sueño en realidad convirtiendo una vieja granja de cerdos con más de sesenta años de antigüedad, en un perfecto refugio de campo. Su logro fue mantener la esencia de granero dándole un toque rústico pero modernizado a la vez, e inundarlo de luz a pesar de las múltiples vigas de roble. La casa está rodeada de grandes ventanales que además de ofrecer luminosidad, permiten contemplar las increíbles vistas de los alrededores.
Los trabajos duraron alrededor de 10 meses. Se instaló suelo radiante en toda la superficie y se añadieron paneles solares ocultos en el techo para mantener a raya el consumo eléctrico. El propietario quería que la vivienda tuviera algo característico, singular, de ahí las vigas y los techos abovedados que discurren por toda la vivienda.
Para la decoración recurrió a un diseñador de interiores. Apostaron por una paleta de color suave, tonos neutros y materiales naturales, sólo algún toque de azul o verde (que recuerda al exterior) ya que lo que se pretendía era dar todo el protagonismo a la madera de roble de la viguería.
Una curiosidad que nunca había visto y me encanta el resultado, es el segundo comedor que se ha instalado en el hall de entrada de la casa. El espacio lo permitía y al propietario le gusta recibir, así que a falta de uno, tiene dos comedores. Desde este también se pueden contemplar las vistas a través de los ventanales que rodean la puerta de entrada.
La cocina se eligió tipo Shaker con armarios pintados a mano en blanco, para dar de nuevo protagonismo a las vigas que recorren el techo. Para conseguir más luz en este espacio, se añadieron tres tragaluces sobre la isla. En la segunda imagen de la cocina se entiende la posición del comedor extra de la entrada, al ser un espacio abierto, queda mucho más cerca y resulta más práctico que el otro comedor formal.
La casa dispone de cuatro dormitorios, el principal está acristalado de suelo a techo y posee acceso directo al jardín. Me encanta su cabecero XXL con tachuelas, un buen recurso para llamar la atención. Para el dormitorio de invitados, se apostó por un cabecero de cuero y sobre él, una composición de fotografía en blanco y negro que le da personalidad al espacio.
En el baño se siguió con la misma línea del resto de la casa, los materiales naturales siguen estando presentes, incluso en el mueble de lavabo que también es en madera de roble.
¿No os encantaría tener un refugio así para vuestras escapadas o incluso para vivir?…
Mesa y silla de Julian Chichester
Sofás y puf a medida de Alexander James Interior Design en Romo Fabric. Mesa de centro de Andrew Martin
Mesa de comedor de Andrew Martin acompañada de sillas de Eicholtz
Cama y sofá de Alexander James Interior Design in Romo Fabric. Mesilla de noche de Julian Chichester
Ropa de cama en The White Company y lámpara de noche de Houseology
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