Ya hemos superado la mitad de vuestras vacaciones y me gustaría haceros una pequeña recopilación de esos momentos tan buenos que hemos pasado en la playa, en Marbella, en casa de la abuela, o como dice el primo Hugo “el hotel de la abuela”.
Un año más habéis tenido la enorme suerte de compartir quince días con vuestros cinco primos y tíos, pero sobre todo con vuestros primos. 24 horas siete días a la semana que estoy segura que incluso os habrá sabido a poco de lo que habéis disfrutado.
Espero que jamás olvidéis, y si no tranquilos que aquí está mamá para que eso no ocurra, todos esos momentos juntos.
Los desayunos con zumo recién hecho, Cola Cao bien batido, un enorme surtido de galletas, sobaos, cereales y tostadas con aceite, los deberes en el porche, las manualidades en ese mismo rincón, los aperitivos, la fideua de la abuela, los boquerones que os prepara para que toméis pescaito fresco. Las meriendas en el césped de la piscina, haciendo un parón en vuestro eterno campeonato de fútbol.
El baño de mar, la escapada a Cádiz para disfrutar de una playa de verdad durante un día completo. Las olas, los castillos (y cocodrilos), las palas, los circuitos, los partidos de fútbol. Las conchas, los cangrejos, las piedras.
La piscina, que este año hemos conseguido que se mantenga transparente (jajaja), el manguerazo al llegar de la playa para quitarse la arena, los saltos de mil formas distintas, los ratos simplemente a remojo el día que hay viento del interior, los juegos de adivinar palabras debajo del agua, las aguadillas, el salpicar, J. contando los largos que hace cada día…
Nuestro OT improvisado, Cota y su música allá donde vaya (que para eso es la prima más mayor y ya tiene catorce años), la peli de la siesta, y la de antes de ir a dormir, mientras los mayores hacemos plan paralelo. Las bañeras con los pequeños, ver el atardecer, la luna roja…
En fin, mil y una historias, y muchas, muchas, anécdotas que probablemente yo no sea consciente pero que vosotros no olvidareis en mucho tiempo, ojalá nunca y así podáis contárselas a vuestros hijos, tal y como la abuela y sus hermanas os lo cuentan a vosotros.
Ahora toca seguir disfrutando del verano, ¡tenéis tanta suerte!