Uno de los máximos placeres de la vida es aprovechar el tiempo tranquilamente, sin prisas. Despertar por la mañana con una actitud positiva y dispuesta a comerte el mundo. Este finde me propuse ponerlo en práctica y lo conseguí. Disfrutar de una de las comidas que más me gustan del día, el desayuno y además en la cama, no se puede pedir más. En este caso, lo he hecho de la mano de Teterum (no he obtenido beneficio económico alguno de esta marca más que el placer de probarlo) un té cuya sutileza de aroma y sabor me enamoró además de su gran labor en la filosofía de la marca, ya que su compra apoya a personas con discapacidad en la integración laboral.
De vez en cuando, darnos un capricho y dejarnos llevar por un buen té y una tranquila lectura, sin pensar en horarios, tan sólo disfrutar, es bien merecido.
Vía: harmonyanddesign