Tras el lijado a conciencia, esta vez a mano por lo curvilíneo del auxiliar, usamos el pincel para aplicar las varias capas de imprimación y pintura acrílica blanca. Ha sido laborioso, por la dificultad de acceder a las zonas entre columnas, pero no hemos desistido a la adversidad, consiguiendo el resultado que deseábamos.
Los remates de ambos lados han sido más agradecidos, y eso nos ha permitido darles el tono con mayor soltura.
El resultado habrá que unirlo a la consola que lo sustenta, pero eso será ya otro día...
Y os enseñamos nuestra pascuera, que ha sobrevivido todo un año, brotando de nuevo. Ahora estamos en el proceso de conseguir que las hojas, y no solo los tallos, se vuelvan rojas...
Para ello, cada tarde y hasta la mañana siguiente, la cubrimos con una bolsa de plástico negra. Según nos dijeron, esa es la forma de conseguir el color. ¿Tenéis vosotros otro truco?
Y como empezamos el post, acabamos... Reflejadas, pero esta vez sin la ropa de batalla...,
... ¡que comienza el fin de semana!
¡DISFRUTAD MUCHO!