El mundial de fútbol que se celebra en Brasil acapara la atención de millones de personas en todo el mundo. A la hora de jugar los partidos, es sencillo entender algunas estrategias básicas, como la necesidad de ser más agresivo cuando el marcador está en cero y quedan muchos minutos por delante, o de ser más defensivos cuando se va ganando y queda poco tiempo para el final del partido.
Aunque no lo parezca, hay algunas analogías entre el fútbol y la inversión de cara al futuro que pueden ayudar a entender mejor por qué tienen sentido unas u otras estrategias dependiendo de tu edad.
En primer lugar, la idea de ganar con la que se afrontan ambas actividades. En el caso del fútbol, se trata de marcar goles para ganar el partido, totalmente imprescindibles para obtener un resultado positivo. La posesión del balón o el control del juego son importantes pero no garantizan, por sí solos, que el resultado llegue a buen puerto
En el caso de las inversiones ocurre algo parecido: se trata de hacer crecer el capital, como mínimo, en la misma línea que la inflación va erosionando nuestro poder de compra. La meta solo será exitosa si logramos invertir de forma que éste capital crezcan en esta línea, o por encima de ella, y nos permitan mantener ese poder.
De poco servirá ahorrar mucho si en el futuro nos encontramos con que un peso ahorrado en el pasado ahora tiene mucho menos valor, debido al efecto nocivo de la inflación. La meta es hacer crecer nuestro capital, al menos para no perder poder adquisitivo.
En segundo lugar, y al igual que todo partido de fútbol, nuestras decisiones se afrontarán mejor con una planificación previa, y si es de la mano de un profesional, mejor aún. En el juego, el entrenador es la figura que dirige a los equipos y dibuja las estrategias en función de las características y las necesidades de cada uno. Así, tiene en cuenta los jugadores con los que cuenta, sus habilidades, y las características del adversario y, en función de eso, planifica las estrategias que le pueden conducir al éxito. En las inversiones, es fundamental realizar una planificación a largo plazo, que puede ser dirigida por la figura de tu asesor financiero.
En tercer lugar, es fundamental tener en cuenta nuestras características personales porque no todos tenemos el mismo perfil ni las mismas necesidades ni objetivos finales. Al igual que ocurre en el fútbol, donde, dependiendo de cada partido, cada equipo tendrá unas necesidades específicas: en algunos casos valdrá con un empate para pasar a la siguiente ronda, o se necesitará ganar por uno o varios goles.También cada inversor tiene objetivos específicos: mantener el nivel de vida o mejorarlo; y por eso, en unos casos podrás avanzar con un plan de inversión suave y de a poco, con pequeñas inversiones mensuales pero en otros tendrás que ser más constante y decidido. De ahí la importancia de la planificación
Al principio del partido, es decir, en los primeros años de vida laboral, uno se puede permitir el lujo de arriesgar más, ser algo más agresivo, siempre respetando el perfil de riesgo dentro del cual se está cómodo. La idea es meter goles, obtener rentabilidades altas, maximizando el riesgo dentro del cual se encaje, porque, en caso de error, aún queda tiempo para arreglar la situación. Ser conservador en esos momentos, que equivaldría a replegarse y jugar a la defensiva con tanto tiempo por delante en el partido en el fútbol, supondría en las inversiones asignar la mayoría de las carteras a renta fija.
Conforme avanza el tiempo, será importante ir ajustando el ritmo de las inversiones, de forma que, en los momentos finales antes de tu jubilación, por ejemplo, mantengas la ventaja sin arriesgar demasiado. Así, si cuando queda poco tiempo para el momento de la jubilación arriesgamos mucho y acabamos perdiendo, nuestro futuro quedará marcado por esas pérdidas pues ya no habrá tiempo de enmendarlas, teniendo en cuenta que los 90 minutos de partido equivalen a la vida laboral, momento en el que tenemos ingresos y mayor capacidad de ahorro e inversión. Por eso, lo mejor en esos momentos es proteger la ventaja, siendo más conservadores para conservar las ganancias al final de esa vida laboral.
Y otra analogía más: para ser un equipo vencedor, la consigna es el trabajo constante (la mayoría de jugadores empezaron desde muy niños en el deporte) y la construcción de una estrategia a la que ser fieles.
Extracto de un artículo de Javier Picazo. Consultor y Economista.
Fuente: InvertirenLadrillos.com
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