Aunque ahora se puede hacer vida normal, y es verdad que la que ha pillado el Covid no ha faltado ni un día al trabajo, en sus ratos de ocio ha estado más tiempo en casa, y pensó que era el momento que estaba esperando para pintar.... Se instaló en la cocina con buena música (fundamental) y...,
, así quedó terminada.
Este cojín, aunque no lo parezca, es Tailandés y tiene mil años... Pero nos encantan sus colores y queda perfecto para proteger el asiento del uso diario.
Y es que el silloncito se va a quedar en el dormitorio como descalzadora, también para coser, pues ese rincón tiene muy buena luz... ¡Se le va a dar uso, vaya!
Podemos decir que el Covid tuvo la culpa de que ahora luzca así de coqueta y renovada...
¿No os parece?