Es preferible organizarse unos meses antes de su llegada para que el inicio del calor nos encuentre en las mejores condiciones. Perder esos kilos de más, por ejemplo, es mucho más fácil con una dieta progresiva y hasta puede ser perjudicial para nuestra salud recurrir a dietas milagro dos semanas antes de ir a la playa.
Lo importante es no caer en dietas extremas para perder peso rápidamente, sino hacer cambios graduales y complementarlo con actividad física.
Si queremos lucir una figura más esbelta, podemos empezar a corregir nuestra actitud hacia la alimentación meses antes de la llegada de las altas temperaturas. Mejorar la forma como nos alimentamos representa un esfuerzo, pero no debería comportar un sufrimiento.La primavera también es, a menudo, la época que muchos elijen para llevar a cabo dietas depurativas para liberarse de los excesos del invierno. Unas semanas antes del calor puedes optar por reducir la ingesta de carnes rojas, azúcar refinado, gluten y lácteos.
Sabemos que es aconsejable realizar deporte durante todo el año, pero podemos anticiparnos al verano centrándonos en ejercicios específicos para abdomen, piernas y glúteos. No te olvides de calentar y de realizar estiramientos para un buen funcionamiento corporal durante la actividad física y evita ejercitarte al aire libre en las horas de más calor.
Existen tratamientos específicos para preparar nuestro pelo ante las exigencias del sol, la sal marina y los lavados más frecuentes. Puedes fortalecer tu melena utilizando champús o mascarillas específicas de tratamiento para hidratar y recuperar el cabello dañado tanto antes como durante las vacaciones.
Algunos consejos para tener en cuenta:
• Aliméntate en horario: realizar las cuatro comidas principales (desayuno, almuerzo, merienda y cena) es una forma de mantener tu metabolismo activo y sobre todo ayuda a no acumular hambre y evitar el picoteo.• Elige snacks saludables: si vas a estar varias horas fuera de casa, trata de tener a mano frutas frescas (la banana es una buena opción por lo cómoda que es para comer a toda hora) o frutos secos que te aportan vitaminas, minerales, fibra y dan saciedad.
• Disminuye el tamaño de la porción que comes: muchas veces se consumen platos saludables pero muy abundantes, por lo que hay que evaluar las cantidades y si es necesario, achicarlas para reducir las calorías.
• Bebe abundante cantidad de agua: es la clave para mantenerse hidratado y no sumar calorías. Las gaseosas o jugos tienen mucha cantidad de azúcar, por lo que no calman la sed y te llevan a beber cada vez más.
• Que no falten verduras frescas: por lo menos una ración de vegetales crudos en almuerzo y cena; además, una ensalada completa que contenga alguna proteína (pollo, pescado, huevo o queso) puede ser una opción fácil de preparar, rica y con bajo aporte calórico.