Vais a ver un montón de imágenes (creo que he puesto unas 50) con comentarios junto a ellas, me voy a tener que acostumbrar a quitarme la vergüenza de salir en fotos, pero me sería imposible documentar este post de otra manera.
Nada más llegar a Marrakech, a eso de las 11:00 de la noche y sin cenar, nos sucedió la primera anécdota (divertida ahora que lo pienso, aunque no tanto en el momento). Inés me comentó que podíamos disponer de un servicio de chófer que nos llevara al Riad, dada la hora de llegada, era lo más prudente. En el aeropuerto encontramos unas cuantas personas portando el cartel correspondiente a su Riad, dispuestos a transportar a sus clientes. Mi marido se aproximó a uno de ellos cuyo cartel tenía el nombre de nuestro Riad pero con dos letras cambiadas, a mí no me sonaba el logo, pero todo fue tan rápido que nos subimos con él a la furgoneta. Veinte minutos después llegamos a un destino que no era el nuestro, tuvimos que regresar al aeropuerto (a pesar del cabreo de chófer que quería dejarnos tirados en medio de la ciudad). Ya en el aeropuerto y tras pagarle diez euros al buen hombre, encontramos a nuestro conductor que seguía esperando pacientemente, el otro pobre, había perdido a sus clientes (imaginamos que cogieron un taxi).
El sábado y el domingo fueron días de turismo, de mucho andar. Nos pateamos el zoco y la Plaza Jemaa el Fna, esta plaza es como el centro neurálgico de todo, puedes sentarte en una terraza y sencillamente dejar pasar las horas viendo todo lo que allí se cuece, de día y también de noche; encantadores de serpientes, vendedores de todo lo que podáis imaginar, tatuadoras de Jena, saltimbanquis,… no en vano es Patrimonio Oral e inmaterial de la humanidad y no la plaza en sí, sino todo lo que ocurre en ella.
En las imágenes iréis viendo nuestros recorridos. Es imposible compartir todo en un post, pero os diré que merece la pena ir, para mí fue un choque fuerte de culturas, me gustó pasear por sus infinitos laberintos de calles, el zoco, el Riad Abracadabra (comodísimo y de trato excelente, por cierto, con el mejor desayuno que he tomado en un hotel).
Ojalá podamos volver algún día. Gracias Inés, Bruno y al resto del personal, ¡un diez!
Desayuno en la terraza del Riad, no perdáis detalle: fruta, zumo de naranja natural, panecillos, bollería, café, embutido,… y todo servido en tu mesa.
A patear…
Me hubiera llevado todas las lámparas, son espectaculares, pero no cabían en la maleta :-)
El zoco…
Rincones bonitos…
Hora de comer…
En la plaza otra vez…
Y de nuevo en el zoco…
Ganas de estrenar mis bailarinas cuando llegue el buen tiempo, me encantan…
Mi último té a la menta…
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