Visitamos una apartamento en el que el ojo no para de captar detalles originales, para muestra un botón. La combinación de bicicleta azul y espejo clásico demuestra una vez más, que las bicicletas no son para el verano.
La ausencia de paredes obra de nuevo el milagro del espacio. Dejando justo las que separan dormitorio y baño, se consigue aumentar el número de metros y la sensación de espacio.
La armonía de los tonos de la madera empleada tanto en el suelo como en los muebles ayuda a seguir una línea rota solo por el color en los complementos y piezas auxiliares: la alfombra del salón, los taburetes del rincón de lectura, la bicicleta, las obras de arte.
En el dormitorio de nuevo un guiño al azul, con las paredes pintadas en ese tono hasta media altura. Un espacio sencillo y relajante indicado para un buen descanso.
Desde la entrada se accede directamente a la cocina y al comedor. Los muebles de cocina en un gris lacado y sobre de mármol blanco con vetas crea un espacio intermedio sin romper la estética. Desde el comedor, en el que se ha ocupado toda la pared para exponer obras de arte, se pasa al salón. Aquí tres mesas auxiliares dan sensación de movimiento y rompen con el diseño clásico de la chimenea.
Acaba el recorrido en el rincón de lectura, donde un diván tapizado en antracita tiene todo el protagonismo.
En la galería del ventanal del salón se ha aprovechado el espacio para exponer obras de arte sobre columnas de madera. La luz que entra por los dos ventanales se complementa con modelos de lámparas ligeros pero muy decorativos y elegantes. Las tres luces suspendidas sobre la mesa de comedor son un buen ejemplo de aquello de menos es más.
Fotos Marie Claire
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