Este fin de semana ha conseguido que su “huertico” diera un paso más allá y parte de su cosecha se ha ido a vivir a casa de unos amigos, ahora intenta contagiar su vicio a los que nos rodean (aunque bien pensado está genial aunar esfuerzos). Pero hoy mientras comíamos, me ha dejado totalmente desconcertada, va y me suelta la perla “lo próximo son las gallinas“. Que sí, que está muy bien esto de autoabastecerse pero ¿gallinas? ¡Yo por ahí no paso!, a no ser que nos vayamos a vivir al campo y las tenga lo suficientemente lejos para que la convivencia sea adecuada :-)
Lo que os digo, algo le está sucediendo, ha pasado de ser el hombre más internauta de la tierra a que sus conversaciones giren en un 90% en torno a semillas, abono, plantones y demás terminología hortícola.
Pues de ahí el post de hoy, he llevado las gallinas al terreno decorativo, es decir a los muebles fabricados con la denominada tela de gallinero, esta es la única relación que quiero tener con ellas por el momento. Perdonadme, son muy graciosas, nos dan huevos y todo eso, pero de ahí a tenerlas en casa, va un mundo.
A parte de mucha inspiración sobre lo que la gente es capaz de conseguir con unos simples alambres (puertas de alacenas, ventanas convertidas en porta retratos, luminarias, etc.), he encontrado unas maravillosas obras realizadas por la escultora Benedetta Mori Ubaldini, que os aconsejo no os perdáis ¡son fascinantes! Id a su web, de entre todas las imágenes sólo he puesto tres (la he encontrado demasiado tarde, si no el post se lo hubiera dedicado a ella). Su gallina sí que la quiero, aunque no ponga huevos….
Imágenes Pínterest
Portada vía: Manualidades Facilísimo
Archivado en: Ambientes e Interiorismo, Diseño, Inspiración, Pintura y escultura
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