Mi marido tiene la extraña manía de cambiar de trabajo justo cuando se acercan las vacaciones de verano (esta es la segunda vez que lo hace). En realidad supone una gran noticia cuando se trata de un cambio a mejor ¿pero por qué en verano? En esta ocasión ha tenido la gran suerte de no perder sus vacaciones, no señores, tendrá más aún, la empresa cierra un mes completo. El caso es que este cierre no cuadra con nuestra escapada anual a Portugal, esa semana que anhelamos durante todo el año, nuestra verdadera semana de desconexión, sólo nosotros, nuestros amigos Pablo y Ana, la playa, el pescado y las ricas cervezas Sagres. Si no conseguimos que nos adelanten la casa alquilada unos días, me temo que nos quedaremos en tierra. Como la esperanza es lo último que se pierde, si finalmente lo conseguimos, aunque sólo podríamos estar cuatro días y ya que tengo que recorrerme más de 900 kilómetros, he pensado en salir un día antes, hacer noche cerca de nuestro destino y aprovechar así un día más.
En mi búsqueda de hoteles, me he encontrado con esta maravilla, que se encuentra justo poco después de cruzar la frontera de España con Portugal. Se llama Praia Verde Boutique Hotel y además de la cercanía que busco, del entorno, de su decoración, algo ha llamado mi atención, esa pared del cabecero llena de libros (aunque no sean de verdad, sino un papel pintado), ¿será una señal? mi marido ha cambiado de trabajo para entrar en una editorial, no hay nada que más le guste que los libros (bueno y esta servidora, espero).