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Viernes y casi verano



Un viernes más me tomo un cafetito contigo, ese que también te preparan SonambulistasOh my mum!PastartúMi casa en cualquier parteHello MarielouEn las nubesPetit-OnPacto de tresEl blog de CatiI love bugs,  Bizcocho de chocolate.

 Si estuviéramos tomando un café, 

te contaría que sí, estamos rozando el verano, y que yo lo disfruto como una enana. Hablo con muchas madres que se lamentan de que están muy cerca las vacaciones de los peques y yo alucino, porque al mandar al carajo las extraescolares voy a dejar de ser taxista, me encanta saltarme los horarios, no preocuparme de los uniformes ni de las circulares y también me encanta disfrutar con ellas mi tiempo libre, salir a montar en bici, bañarnos por la noche en la piscina, jugar al parchis, hacer pulseras para su tradicional puestecillo de verano (puestecillo que nunca ponen, pero os aseguro que venden pulseras a toda la familia).


Si estuviéramos tomando un café, 

te diría, que tengo la suerte de que mis niñas sacan unas notas excelentes, son unas estudiantes buenísimas. Así que en verano, las compenso, no hacemos NADA de deberes. 

A mucha gente esto les puede asustar, pero pensamos que el verano está para compensar los esfuerzos del largo curso, para disfrutarlo, para pasárselo en grande y me niego a que se pasen toda la mañana haciendo los dichosos deberes de verano. 

Solo les pido que lean un par de libros. La pequeña leerá muchos más, y espero que la mayor, al menos, lea uno... 

El verano pasado, fue el primero en el que decidimos que no compraríamos la larga lista de cuadernillos para el verano y la adaptación en septiembre: ¡genial! Tenían muchas ganas de empezar, de hacer deberes... Este verano volveremos a hacer los mismo. 

Si estuviéramos tomando un café, 

te recordaría aquellos veranos larguísimos de nuestra infancia. No sé tú, pero jamás mis padres me obligaron a hacer tarea alguna. Sólo iban a clases particulares aquellos que habían suspendido, los demás pasábamos el verano en la piscina del pueblo, callejeando cuando caía la noche y "al fresco" como lo llamamos por aquí a esas madrugadas en las que mientras nuestras madres sacaban la silla a la calle para charlar, nosotros saboreábamos nuestro verano con juegos y risas. 

Si estuviéramos tomando un café,

te contaría que en estas noches "al fresco", en las cuales vivimos miles de peripecias que hoy recuerdo como si fuera ayer, tuvimos un verano superdivertido, con un personaje que venía todas las noches a enseñar sus intimidades a todo el grupo de vecinas del barrio. 

Y que por aquel entonces, me sorprendió muchísimo la reacción de ellas, porque lejos de asustarse, salir corriendo, o llamar a sus maridos, ellas reían, reían y reían sin parar. El pobre hombre aquel, que veía como sus intenciones no se cumplían, agachaba la cabeza y volvía a meterse en su coche avergonzado. Yo las miraba, y veía a mujeres fuertes y felices, que trabajaban en casa, cuidaban sus hogares, pero podrían haber sido ejecutivas, políticas o lo que les hubiera dado la gana...

Si estuviéramos tomando un café,

te diría que me preocupa que mis hijas no vivan el verano tan intensamente como yo lo hacía. Vivir en un pueblo, nos daba una libertad tremenda, podías callejear libremente a cualquier hora del día y vivir miles de aventuras. Esto, hoy en día, donde vivo, es casi imposible. 

Me encanta que mi casa, sea el lugar favorito de la mayoría de sus primos y amigos, creo que con eso contribuyo a que sus veranos sean divertidos, pero no sé... a sus veranos les falta libertad. Es tan difícil dársela sin que te dé un infarto. ¿Como conjugar libertad y seguridad? ¿Quizás les sobreprotegemos demasiado? ¿Qué opinas?

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