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Vivir en Los Hamptons

Pocas cosas pueden salir mal cuando tienes entre manos una vivienda que, en lugar de paredes, está rodeada por ventanales que miran al jardín, a la piscina y en el horizonte, al mar. Disfruta de este proyectazo de casa con el que muchos soñaríamos...
Pocas cosas pueden salir mal cuando tienes entre manos una vivienda que, en lugar de paredes, está rodeada por ventanales que miran al jardín, a la piscina y en el horizonte, al mar. Con esta caja de cristal, situada en la península de Long Island (Nueva york), se enfrentó la interiorista Vanessa Alexander para convertir este espacio en la segunda residencia de su amiga Julie. La dificultad radicaba en conseguir que lo contemporáneo de la arquitectura, no se interpusiera en el deseo de la propietaria de transformar este lugar en su santuario de paz y en un espacio bohemio. Para ello recurrió a una sabia mezcla de piezas traídas de todo el mundo, algunas de corte vintage, a la madera y a las fibras que aportan calidez y a elementos naturales que comunican interior y exterior.

Aunque muchos muebles sean nuevos, como los de la cocina, están hechos a medida y personalizados para el proyecto. Así, tanto la mesa del comedor, la isla y los muebles de la cocina, están construidos con los mismos materiales para que haya un hilo conductor. Bajo la mesa, destaca una alfombra antigua tribal. Para la zona de aguas, paredes y techos, se utilizó yeso impermeabilizado. Parece cemento pulido, pero visualmente es más suave.

En el salón, sin duda destaca el gran sofá modular de B&B Italia, Camaleonda Sofa, un icono del diseño obra de Mario Bellini de 1970. Le acompaña una mesa de centro del también reputado diseñador Axel Vervoordt.

La casa sufrió pequeñas remodelaciones ya que la anterior familia no tenía hijos, así que tuvieron que adaptar ciertos espacios para crear nuevos dormitorios y áreas de recreo infantiles, pero siempre respetando las zonas abiertas de la planta baja y el eje horizontal bajo el que está diseñada la vivienda para aprovechar al máximo las vistas.

La escalera de cristal conduce a al dormitorio principal con vistas al mar, allí se encuentra una de las piezas más bonitas de la casa. La lámpara de techo que cuelga sobre la mesilla, está tejida por la artista australiana Harriet Goodall. Sus luminarias esculturales, pinchad en el enlace (su nombre) y descubriréis las maravillas que hace.

Bajo este, hay una zona interior destinada al esparcimiento, con sillas vintage de Charlotte Perriand y el sofá Extrasoft de Living Divani. Pero además de esta zona de estar familiar, la propietaria quiso hacer ampliaciones pensando en las visitas, porque ¿qué sería una casa en los Hamptons sin amigos que vienen a visitarse y obviamente se quedan una temporadita? :-) Realizó una casa de huéspedes, con tres dormitorios y tres baños, cocina al aire libre, zona para sentarse al exterior y realizar fogatas al aire libre, ¡ah! y vistas al océano Atlántico. Todo, con el mismo aire bohemio y tranquilo de la casa principal, ambas parecen una misma vivienda.

La cocina exterior y el comedor, están entre la casa principal y la de invitados, propiciando el uso para ambas. Y las zonas de esparcimiento al aire libre se suceden por todo el exterior. Creo que si me invitaran me haría fuerte allí y no me sacarían ni con grúa, muy generosos han sido con los invitados ¿no creéis?

Por cierto, la semana que viene no publicaré, me la tomaré de descanso por Semana Santa, pero nos vemos por redes. ¡Felices vacaciones!



















































Fotografía: Chris Mottalini para EstLiving

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