En cualquier hogar podemos encontrar un elevado número de aparatos y objetos que funcionan gracias a pilas o baterías. Este tipo de elementos funcionan a partir del almacenamiento de energía eléctrica mediante procedimientos electroquímicos, que después devuelven.
De este modo, tanto las pilas como las baterías están hechas a partir de metales pesados y ciertos compuestos químicos, algunos de los cuales resultan altamente perjudiciales para el medio ambiente. Es por esta razón por lo que este tipo de residuos no deben acabar en la basura común, sino que deben ser llevados a centros para reciclar pilas y baterías, aunque actualmente es común que podamos dejarlas en las tiendas dedicadas a la venta de pilas y baterías o que encontremos contenedores destinadas a ellas en ciertos lugares.
Así, aquí podéis ver algunos tipos de pilas y su grado de toxicidad:
- Secas. Son las llamadas pilas salinas y, debido a que tienen muy poco mercurio, son poco tóxicas.
- Alcalinas. Se consideran tóxicas pues tienen una tasa de mercurio del 0,5%.
- Recargables. No tienen mercurio pero sí cadmio, por lo que son tóxicas.
- Botón. Son más tóxicas que las anteriores puesto que algunas tienen una proporción de mercurio de hasta el 30%.
- 'Verdes': No tienen ni cadmio ni mercurio, pero, debido a que no se conocen exactamente la totalidad de sus componentes, tampoco se sabe su grado de toxicidad.
De este modo, cuando llevamos a reciclar pilas y baterías a contenedores de recogida selectiva, las pilas usadas se llevan a una planta donde se separa el mercurio del resto de metales. Los demás materiales que forman las pilas son recuperados para volver a ser usados. De allí deriva la importancia de reciclar pilas y baterías.
Aquí podéis conocer más sobre el reciclaje...
KÖMMERLING Vivienda Saludable

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