La lijamos y dimos una mano de tapaporos, para luego aplicar dos manos del color elegido por ella, que para nuestra alegría no fue otro que... ¡el mint!
Un ligero decapado con lija en esquinas y aristas.
Y, por supuesto, sus manos de barniz al agua mate para proteger y asegurar un uso feliz.
Ha sido muy agradecido trabajar con este mueble, ¡nos lo ha puesto fácil desde el principio! Por eso, nos animamos a llevarlo a los findes frugales de Marcela. ¿Nos acompañáis?
¡Feliz fin de semana!