Cuando el calor se eleva desde el pavimento de las grandes ciudades, el clima fresco de la Patagonia se ofrece como un gran atractivo para pasar el fin de año de una manera distinta, alejados de la ciudad y con el romanticismo propio de una cena en una cima de la Cordillera de los Andes.
Bariloche tiene en sus alrededores siete refugios de montaña que son una opción para los aventureros (muy distinta al confort de un hotel o una cabaña).
Cada año se suman más turistas, sobre todo argentinos, que deciden comenzar el año de una forma diferente y con desconocidos, pero aún está lejos de ser el destino más elegido ante la amplia variedad de propuestas en hoteles.
Las cenas de fin de año en la montaña son rústicas, en cabañas donde por lo general no hay energía eléctrica, pero por estar en la Cordillera cuentan con la ventaja de que el sol se pone cerca de las diez de la noche.
Tampoco hay señal de teléfonos celulares -salvo alguna excepción- ni habitaciones individuales. Con estas limitaciones del confort diario se refuerza el espíritu amigable de la montaña.
Algunos ofrecen increíbles vistas panorámicas de los lagos y la ciudad, como el cerro López, y otros te invitan a sumergirse en la inmensidad de la cordillera de los Andes rodeado de glaciares de alta montaña, como el Otto Meiling, en cerro Tronador .
Para llegar a los refugios se debe caminar de 3 a 6 horas con dificultades que van de bajas a moderadas, pero no es excluyente para nadie. Los senderos están delimitados por el Club Andino Bariloche y es obligatorio registrarse de manera previa en el permiso de trekking del Parque Nacional Nahuel Huapi , que lleva un control de los ascensos ante cualquier eventualidad.
Los requisitos indispensables para despedir el año en la montaña son llevar protector solar, gorro, ropa de abrigo, bolsa de dormir, agua y elementos personales. El resto -comidas, desayunos y bebidas- se ofrece en los refugios, pero nunca está de más cargar unas frutas para el camino. El pronóstico anticipa una máxima de 13°C para el 31 a la noche, por lo que es necesario ir preparado para afrontar el aire fresco.
Algunas de las opciones son el refugio Otto Meiling, que es el sitio con servicios de montaña más alto de la Patagonia, ubicado entre los glaciares Castaño Overa y Alerce, a 2000 metros sobre el nivel del mar. Además tiene la particularidad de contar con un oferta de excelencia con buena gastronomía y una interesante cava, porque llegar hasta allí -después de 6 horas de ascenso- requiere un buen brindis.
También se puede pasar el año nuevo en el refugio Manfredo Segre ubicado en el extremo de la laguna Negra, el refugio San Martín y el refugio López que tiene la particularidad de ser el único con una vista increíble de toda la ciudad y el lago Nahuel Huapi y sólo se requiere de una caminata de 3 horas para llegar o bien se puede contratar un transporte especial 4×4 que te lleva al pie de la cabaña.
Además éste será el segundo año que se podrá celebrar en el nuevo refugio Agostino Rocca, inaugurado en 2012 en el llamado “paseo de las nubes”, en el cerro Tronador, que a diferencia del resto tiene una construcción ecológica y servicio de duchas. Y como siempre el refugio Frey, ubicado detrás del cerro Catedral, tiene su propuesta culinaria.
En todos los refugios, el comienzo de 2014 se vivirá como una fiesta, pero sin destellos de colores en el cielo, con guitarreada, tambores y cantos a viva voz bajo el cielo, que en estas latitudes -ante la lejanía de las urbes- ofrece una mayor dimensión para apreciar.
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