Hay cierta irresponsabilidad por nuestra parte de aceptar estos retos, no obstante hemos realizado proyectos “exprés” y estamos satisfechos del resultado. Hay que tener en cuenta por eso que, como ya hemos reflejado en alguna entrada de nuestro blog, un proyecto de interiorismo o arquitectura interior, requiere unos pasos, reflexionados y contrastados. Deben surgir las ideas coherentes, pensar en la estética más adecuada, elaborar un presupuesto ajustado y real y barajar varias opciones compartiéndolas con el propietario o cliente. Sumarle las prisas a esos pasos puede no ser demasiado beneficioso.
Sabiendo esto, y si hay interioristas o arquitectos de interiores que lleguen a esta entrada nos entenderán. ¿A cuanto se valoran las horas que no duermes para que ese proyecto salga adelante? ¿Son horas extras? ¿O simple amor por la profesión?. Y es más, hay muchos aspectos que puede que no dependan de nosotros; que no se rompa esa lámpara tan especial en el transporte, que los plazos de proveedores no fallen, que el clima, si se trata de un proyecto exterior, acompañe y nos deje trabajar, etc. A esto creo que es lo que le llaman estrés, no es bueno, ciertamente pero en ocasiones nos mantiene vivos y en otras nos puede hundir.
Así que ante las prisas, prudencia, o bien, riesgo, si es que estás dispuesto a asumir todo lo que se te vendrá encima.
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