Las ciudades contemporáneas, desde hace un par de décadas, llegaron a los límites del desorden. Diferentes planificaciones urbanas, en materia de transporte, logística y distribución hacen de las mismas, lugares más habitables. Pero lo que sin duda contribuye a un desarrollo amigable con el entorno, la naturaleza y los seres humanos, es el diseño y la arquitectura sustentable.
Quizás hoy todavía se considere ésta una corriente algo excéntrica, pero de a poco se empiezan a materializar los resultados: diferentes fuentes y ahorro de energía y recursos. La palabra ?sustentable? resulta cada vez más un ?deber ser? contemporáneo.
Los emprendimientos inmobiliarios empiezan a contemplar, dentro de los ítems del éxito, la sustentabilidad del mismo. Es decir, actualmente no sólo es una corriente amigable con el medio ambiente, sino también rentable en materia económica. Y esto se da por dos motivos.
En primera instancia, la tendencia es reducir el consumo de energía y recursos; renovar o reciclar los ya utilizados. Esto se convierte en una forma de vida que los futuros propietarios buscan cada vez más.
En materia de costos, para personas que habitan este tipo de lugares, generalmente es conveniente. Son inversiones que en una primera instancia se sienten (la iluminación con tecnología led o las pantallas solares son dos claros ejemplos), pero con el tiempo la diferencia es muy grande y, en la balanza, se convierte en una buena inversión.
Es decir, este tipo de proyectos, innovadores, amigables con el entorno, sustentables, son cada vez más una opción para quienes forman parte del negocio inmobiliario, desarrollistas y futuros propietarios.
Pero sus pensadores, diseñadores y arquitectos, tienen que tener especial cuidado en cada proyecto. Que su estructura se piense a partir de elementos que favorezcan el ahorro, la renovación y reutilización de recursos, no significa que descuiden su diseño y estética, todo lo contrario.
Algunos de los puntos que no faltan en esta nueva arquitectura sustentable, son herramientas que logren un buen rendimiento de consumo térmico y eléctrico; bajas emisiones de CO2; trabajar con el clima de una forma favorable: orientación adecuada y posibilidad de una adecuada ventilación; escaparle al exceso de materiales, o que los mismos tengan alguna funcionalidad; entre otros. Además, el mantenimiento debería ser casi nulo. Para que sea algo real y que se conserve en el tiempo, el mantenimiento de los métodos planteados, no debería ser complejo.
Un sistema muy utilizado para mantener los espacios cálidos en invierno, se basa en emisores térmicos de pared, los cuales transportan agua caliente. Dicha agua sanitaria y el agua caliente de calefacción, son centralizadas (paneles solares), con la colaboración de calderas centrales de gas de alta eficiencia. El tratamiento del aire es otro aspecto a tener en cuenta. La ventilación, mediante tomas de aire en espacios inferiores, genera ambientes limpios y frescos.
Además la reutilización del agua, la reserva de energía solar, lo que se viene exponiendo y muchas otras técnicas de buena utilización de los recursos, hacen de la arquitectura contemporánea una disciplina comprometida con el entorno, con la situación actual y con la naturaleza.
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