Quizás no se aprecie demasiado bien en la foto, pero habían pegado torcido el plato de cristal sobre el pie. Conseguimos despegar ambas piezas teniéndolas durante un buen rato en agua caliente. Además, mirad el estado lamentable de las uniones de las cuentas... Lo desmontamos todo y limpiamos con agua y amoniaco, que hace maravillas con el vidrio.
Mirad si no qué lustrosa luce ahora.
Comenzamos el montaje uniendo de nuevo las dos piezas principales de la lámpara con silicona, y con mucho cuidado de que quedaran bien derechitas.
Después colocamos los aderezos; repusimos, con enganches a estrenar, alguno que estaba roto y otros que faltaban...
..., y, por supuesto, una nueva instalación eléctrica. Lo que sí hicimos fue conservar el casquillo original, en muy buen estado.
Menuda diferencia, ¿verdad?
Pero nos faltaba algo para completarla...
... Exacto, una tulipa. De entre las que tenemos en el taller, elegimos ésta.
¿Hemos acertado con ella?
Nosotras pensamos que sí.
Hemos conseguido recuperar el brillo y la lozanía de esta lámpara vintage de cristal, cuyo futuro no presagiaba nada bueno. Ahora está en una de nuestras casas, para disfrute de su nueva dueña, quién no para de recrearse en su delicadeza y belleza.
Pues con estas luces de cristal nos despedimos hasta el lunes, no sin antes desearos
¡FELIZ FIN DE SEMANA!