Este apartamento se encuentra en una zona muy céntrica, en el cuarto piso de en un encantador edificio del siglo XIX, lo que le proporciona tranquilidad respecto al nivel de la calle, y más luz natural, al estar más cerca del cielo y tener pocos edificios o árboles que le impidan el paso de la luz a su interior. Sus más de 3 metros de altura y sus 3 grandes ventanales orientados al sur, hacen que sea un espacio muy luminoso, y como no, el color blanco contribuye a ampliar esta sensación. Sus elementos antiguos conservados, como el suelo original de madera, le aportan un encanto especial que sin duda hacen que nos enamoremos de este mini apartamento nórdico.
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