Un apartamento compacto y funcional pensado al milímetro que saca partido a cada uno de sus 38 metros cuadrados. El material estrella es la madera, presente en los suelos, paredes y muebles, combinada con el hormigón al natural.
Las paredes se convierten en muebles multifuncionales, con diferentes estanterías y ganchos; gracias a los paneles de madera contrachapada con orificios, en los que insertar pasadores de madera.
En un espacio tan reducido los espejos y los vidrios juegan un papel fundamental, para dar sensación de amplitud. Los colores que predominan son el gris y el azul, combinados con pinceladas de amarillos, que rompen la monotonía, hacen vibrar la estancia y transmiten fuerza y alegría.
¡A este apartamento no le falta detalle!
En el próximo post... Un refugio en Malasaña
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