La otra de nosotras (la que sus hijos no les escriben nada de nada, lo que no quiere decir que no la quieran, y eso ella lo sabe) recuerda también con cariño cómo su padre, ya mayor, cada vez que salía a dar su paseo diario para quemar azúcar, dejaba en la mesa del cuarto de estar una cuartilla manuscrita indicando cuánto tardaría. Siempre terminaba la misiva con un "Besitos" dirigidos cariñosamente a su mujer....
Y es que no se puede perder esta bonita costumbre, que bien poco trabajo cuesta dar información y cariño en un pequeño trozo de papel...
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¿Y vosotr@s, dejáis misivas por casa?