Operación año 2017 (III)

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Aquí seguimos, una semana más en nuestro camino hacia el año 2017. Un camino que comenzó por mi necesidad personal de cambio, al encontrarme en una época tsunami.

Cada vez somos más las que nos vamos uniendo en esta especie de “adviento” personal, porque no queremos repetir errores (al menos los menos posibles) y sobre todo porque queremos mejorar nuestra calidad de vida.

Y hablar de calidad de vida es también saber gestionar situaciones. Obviamente, esto es muy genérico y es imposible estar preparado para todo,  de lo contrario, en el fondo, ¡qué aburrida sería si no nuestra vida!

Cuando me refiero a gestionar situaciones me refiero más a pequeños imprevistos del día día, a estar prevenidos, o tener un plan B.

El otro día mientras paseaba (si, he logrado pasear) pensaba en qué cosas me sacaban de quicio, qué cosas (pequeñas) me ponían de los nervios, y por qué. Llegué a la conclusión de que no me gustan los imprevistos.  Niños que te piden material para mañana cuando les estás dando el beso de buenas noches, o cuando sales de la ducha con un modelo pensado y lo sacas del armario y tiene una mancha o una arruga que se ve más que el estampado, el móvil que se queda sin batería cuando más lo necesitas, gente que se apunta a casa en el último momento…

¿Y qué podía hacer para minimizar el efecto que producen en mí? Es decir, mal humor, falta de paciencia con quien no tiene la culpa, mala conciencia después de mi primera reacción…

Lo primero que se me vino a la mente fue restarles importancia (si vienen por sorpresa y solo tienes agua del grifo y jamón york que asuman que no contabas con ellos, pues si el niño no lleva la cartulina que aprenda, peor sería no tener ropa que ponerse, antes no teníamos móviles y no pasaba nada..). Pero eso no es fácil.

No en el momento en el que lo estás viviendo. Requiere un esfuerzo mental  para el que reconozco no estoy preparada, y que por mi carácter (un poco tipo gaseosa) sé que será complicado. Sé que me puede la “rabia” o la mala leche, aunque sea por poco tiempo.

¿Entonces? Pues he pensado que lo mismo que hay planes de emergencia para evacuar edificios, yo debería tener mis propios planes de emergencia que me dieran cierta seguridad, cierto margen para buscar la solución más adecuada.

En esta época del año, sé que además vendrá estupendamente contar con algunos. Por ejemplo:

Kit de emergencias para auto-invitados o invitados de última hora: una bolsa de patatas, una lata de aceitunas, una botella de vino.

Kit de emergencias para niños olvidadizos: carpeta con cartulinas de colores, un par de rollos de cartón del papel higiénico y de papel de cocina, una bolsita con tapones de los bricks de leche.

Kit de emergencia para cuando “no tienes nada que ponerte”: mis fotos con looks sacados de Pinterest.

Kit de emergencias en el coche: paquetes de klinex y bolsas de la compra doblados en distintos compartimentos del coche. Un paquete de toallitas húmedas.

Kit de emergencias para niños pesados: lápices de colores pequeños (valen los que siempre me traigo, no sé por qué, de Ikea o del Vips) y unos cuantos folios doblados en cuatro.
Otra cosa fundamental, y volvemos a la importancia de la planificación, es tener un menú de comidas y cenas de al menos dos semanas (para que sea relativamente variado). Esto nos ahorra tiempo, imprevistos, y sobre todo tener que pensar a última hora de la tarde ¿y ahora que hago de cena? ó ¿qué saco para comer mañana?, por no incluir los beneficios logísticos y económicos a la hora de hacer la compra.

Este es alguno de los menús semanales que compartí por aquí y un post al respecto que seguro que te será útil: Como ahorro III, menús familiares 



Para finalizar esta entrada, he reunido una serie de post de otros años que he pensado que pueden salvarte en más de una ocasión durante estas fechas:

Visitas inesperadas: plan de emergencia

La Buena mesa

Claves para sobrevivir a la compra de regalos

2 formas de empaquetar tus regalos

Cómo evitar la crisis del empaquetado

2 meriendas de Navidad

Buffet de Navidad

Amigo invisible
Así que una vez planificado nuestras tareas, recados y eventos de la Navidad (incluyendo tiempo para nosotros) y mientras trabajamos en una actitud positiva, estemos preparados para algunas de las “emergencias” más comunes de la Navidad. De este modo tendremos listo el terreno para, a partir de la semana que viene, comenzar con los post más introspectivos, aunque lo combinaré con otro tipo de post para que no sea demasiado intenso.

¿Esta primera parte te ha sido útil? Deja tu comentario al respecto, o ideas que se te ocurran, lo interesante es enriquecernos con las experiencias de todos.

Un beso enorme,

Fuente: este post proviene de La Merienda a las 5, donde puedes consultar el contenido original.
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