En mi caso, hace tres años cuando abrimos nuestra oficina, colocamos una pared así en la zona de la cocina, para dejarnos mensajes, escribir frases motivadoras, la contraseña del wifi, anotar si faltaba café o azúcar, apuntar fechas importantes... La verdad es que viene muy bien y se agradece que en un lugar donde pasas tantas horas trabajando tenga una parte un poco más informal y divertida. Se aplica como cualquier pintura y se puede encontrar con mucha facilidad y en muchos colores. La nuestra la típica de color negro y la compramos en Leroy Merlin (puedes verla aquí).
Pero no todo es tan maravilloso y aquí os cuento mi experiencia. Estamos acostumbrados a verlas de una manera perfecta y con el fondo totalmente limpio en pinterest, revistas o instagram. Pero la realidad no es así... Al borrar lo que hay en ellas se emborrona toda la pared y hay que limpiarla varias veces para quitar del todo la tiza (incluso con agua y jabón) algo en lo que no caímos cuando decidimos ponerla porque como os decía, veíamos tantas fotos maravillosas que nos lanzamos sin pensarlo, pero la realidad es así. Aunque ojo, las pizarras emborronadas también pueden tener su encanto, eso significa que se les da mucho uso. También suele acumularse el polvo de la tiza en el suelo o sobre el rodapié, por lo que cuidado por si a alguien puede darle algún tipo de alergia. No es que quiera quitaros la ilusión, para nada, os animo totalmente a que probéis en algún lugar de vuestra casa, porque seguro que os viene genial y le dais mucho uso, pero quería contaros estos dos puntos para que los tengáis en cuenta y no os pase como a nosotros ; )
vía