Plan B

A veces, estando trabajando en el taller, se escucha murmurar a una de las dos "-Pero mira que soy burra!" o "-¡concho, la lié!" (versión fina de -"¡coño, la cagué!" más en la línea de lo que solemos expresar...) y no pocas veces aquello de -"!La madre que me parió!" (aprovechamos para pedir disculpas a nuestras pobres madres que, sin tener nada que ver en este lío, salen a colación de esta manera). Estas expresiones y calificaciones nada apropiadas, lo reconocemos, nos sirven de tremendo desahogo cuando algo no nos sale como teníamos pensado, o metemos la pata con un trabajo. Pero lo que realmente consuela es escuchar a la otra decir -"No te preocupes, seguro que hay un plan B". Y puede que lo haya... o no, pero esa frase otorga la confianza perdida en un momento dado, y reconforta por la comprensión que ofrece. Amparo impagable cuando son tus manos y tu esfuerzo los que vuelcas en un objeto al que quieres devolver su mejor aspecto, y éste no llega, o lo estropeamos en el último momento. Estas pseudo-estanterías que hoy os mostramos nos han recordado a nuestro plan B. ¿Que no tienes una a mano que soporte esa maceta o ese cacharro nuevo que tantas ganas tienes de lucir? ¡Sin problemas! Aquí te apaño otra base que te hagas las veces...





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Y es que no hay nada en la vida como un punto de apoyo sobre el que compartir la carga diaria o decorar con estilo.