Pues porque estamos a lunes, y dicen que los lunes es el día en el que es más fácil caer en la “procrastinación“. O lo que es lo mismo en la tentación de aplazar y retrasar nuestras obligaciones. Porque procrastinar, es no es otra cosa más que postergar, pero ahora como nos gusta complicarnos la vida, no vagueamos, sino que procrastinamos, que parece más cool.
Y aunque parezca mentira, TODOS, tenemos tendencia a retrasar aquello que por obligación no nos apetece hacer, nos provoca temor, o pensamos que no vamos a saber a hacer. Que levante la mano quien no se haya encontrado en algún momento del día ante esta situación: “antes de ponerme a hacer X que sé que me va a llevar bastante tiempo, voy a aprovechar a tomarme un café bien cargadito, y a echar un vistazo a Instagram/Facebook porque luego voy a darlo todo”.
O esta otra: ” no tengo ni idea de cómo formalizar este documento, y si miro a ver si encuentro en internet algo sobre cómo tengo que hacerlo, o si busco algún otro similar que me oriente… (y cuando te has dado cuenta llevas un buen rato navegando por una web que no tiene nada que ver pero que te ha parecido entretenida e interesante) “.
La procrastinación tiene varias fases: una primera en la que te sientes tranquilo porque bueno…tienes tiempo aún. Otra en la que empiezas a pensar que va siendo hora de hacerlo, pero pones una excusa cualquiera y la crítica, en la que te das cuenta de que no no te va a dar tiempo, y que te juras y perjuras que nunca más volverás a postergar nada.
Así que aquí lanzo algunos trucos básicos y esenciales para cuando sientas la tentación de aplazar algo:
1.- A PRIMERA HORA DE LA MAÑANA (O INCLUSO EL DÍA ANTERIOR A ÚLTIMA HORA) HAZ UNA LISTA CON LAS COSAS MÁS IMPORTANTES Y URGENTES. Este tema de las listas (ya sabes que soy muy muy fan) lo he tratado en varias ocasiones. De hecho La Lista Perfecta es uno de los post más leídos del blog.
2.- EVITA DISTRACCIONES. Parece obvio, pero al final tener el móvil al lado del teclado, o las notificaciones sonoras de Whattsapp activadas incrementan en un 100% las posibilidades de que tengas la tentación de “echarle un vistazo”.
3.- MARCA LOS TIEMPOS. Establece el tiempo que crees que debería llevarte cada una de las tareas si no tuvieras ninguna distracción y estuvieras concentrado en una sola. Hay que ser sincero con uno mismo y realista a la vez. ¿Cuanto te va a llevar responder a ese mail que no te apetece lo más mínimo responder porque no sabes como abordarlo.
4.- RECOMPENSATE. Si cumples tus tareas más urgentes del día en el tiempo que habías asignado date una recompensa. Tu sabrás… yo por ejemplo es si consigo hacer lo que tenía previsto antes de las 11 (es decir cuando llevo ya tres horas en la oficina) me tomo el té en la cocina o al aire libre en vez de delante del ordenador. Esto además me sirve como desconexión y me permite “airearme” de cara al siguiente bloque de trabajo previsto con otras cosas menos urgentes o lo que surja durante la mañana antes de comer.
Hay otras muchas fórmulas, teorías, y trucos que iré desarrollando poco a poco en los próximos meses, pero para empezar, me ha parecido mejor ir primero a por lo esencial. A lo que yo uso en mi batalla personal para dejar de ser una procrastinadora profesional.
¿Alguien más en la sala que se sienta identificado y que quiera dejar de estarlo?
Un beso,
Fuente: este post proviene de La Merienda a las 5, donde puedes consultar el contenido original.
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