Si me dejara llevar y cerrara los ojos seguramente me visualizaría en un entorno idílico. Seguramente sería cerca del mar, muy cerca, con aguas cristalinas, mucha luz, calma, silencio y sonido marino. Me imaginaría una pequeña villa blanca muy blanca, sencilla, rodeada de vegetación en macetas de barro, verde sin flores quizás alguna buganvilla pero prácticamente verde. También soñaría con un ambiente de camas exteriores, cojines y textiles neutros, todo muy calmado. El interior de esta villa sería también blanco con mucha madera con historia, alfombras de fibras naturales. Aquí sí que habría flores frescas y la casa estaría siempre ordenada, la cocina sería abierta, sin muebles con puertas, llena de estanterías con vasos, botellas y tazas a la vista y siempre ordenado. Y cuando abriese los ojos y volviera a la realidad me recrearía observando esta vivienda exactamente porque ésta sería "la villa de mis sueños".
vía: elle